bio | Frente a la mano invisible del mercado de Adam Smith, millones de manos invisibles hacen y rehacen el mundo desde abajo. Externalidades, las llaman los economistas, dando muestra de su incapacidad (o más bien no voluntad) de incluirlas en el cálculo económico.
Son las manos que permiten que tú y yo estemos hoy aquí, escribiendo o leyendo esto. Las manos que, cada día, hacen la vida posible. Pero que no se ven.
Y no hablamos, sólo, de las manos que nos trajeron al mundo, nos nutrieron y nos sostuvieron, que también. Hablamos de las manos que tejen lo social, repitiendo y reforzando lógicas hegemónicas o bien deshaciéndolas, hebra a hebra, para dibujar otras nuevas; hablamos de esas manos que ratifican con cada gesto las viejas inercias y de esas otras que reman a favor de olas de cambio; de las manos que se levantan en armas y sucumben al miedo y de las que, contra todo pronóstico, inauguran nuevos campos de posibilidad para la vida en común. Manos tan invisibles como ambivalentes. Tan ambivalentes como poderosas.